Cicatrices

Te han herido, vaya que sí lo sé. Que doloroso es, también lo he sufrido, que triste, que lamentable. Te veo llena de enojo, llena de odio. No estás lista para dejar atrás.

Te veo con tus ojos llenos de ilusión, llenos de resentimiento. Te han herido, te han destrozado, has confiado en quienes no debías, aquellos que prometieron no herirte lo han hicieron, siempre te defraudaron. No te culpo, pobre palomilla ingenua,  dejaste entrar a quien no debías, pobre primeriza has dado más de lo que al final recibiste. Que cruel es el amor en solitario, que cruel es el amor fingido, ese que como veneno corre por tus venas, ese que se disfraza para luego arrebatarte la vida.

Transitas el mundo con temor. No conoces el amor correspondido, te han hablado de él, de lo maravilloso que es, de lo fantástico que es el tenerle. ¿Dónde está ahora? No está. Te prometieron siempre las mismas cosas, las creíste siempre; es por ello que estás aquí, con el corazón abierto y creando una cubierta llena de inseguridades, llena incredulidad. Ahora cohíbes al amor, arrugas a ese pobre corazón.

Culpo a la vida, culpo al destino por haberte enviado tan tarde, odio ese temor, ese temor que no te deja avanzar, ese que te mantiene estática, prevenida a todo. Y aún así te entiendo, entiendo tu dolor, andas de puntitas por la vida, desconfiando, saltando sobre aquellas promesas a las que ahora no crees una sola palabra. Sé, sé muy bien que no quieres promesas, no quieres un para siempre, sólo un día a día, pero te cuesta tanto creer que ahora tú estás siendo mi veneno y… la verdad no quiero mas pociones, no resistiría.

He aprendido tantas cosas, no te cambiaré, ahora eres así. Y es que me duele porque yo arriesgaría todo, te has incrustado en mis venas. Contigo he aprendido a no fingir, mis ganas de parecer fuerte se acabaron, soy vulnerable, vulnerable a ti. Me entristece que no puedas ver dentro de mí, que no te veas como yo te veo, que no me ames como yo te amo. Los desamores te han convertido en esto, te rehúsas a lanzarte, tiene miedo, miedo de volver a creer, miedo de ser aquella confiada que alguna vez hirieron. Y bueno… yo me rehúso a seguir, no cerraré heridas pasadas, he aprendido a vivir con mis cicatrices, las tuyas aún están abiertas y nada cambiará. Que la vida nos reúna en otra vida, una en donde seamos tan inocentes para amarnos totalmente el uno al otro, una en la que viviamos sin miedo alguno.

Por: Edson Andrés Londoño

Twitter: @LondonoEdson
Instagram: @LondonoEdson

Efímera musa

Y allí estaba yo, pequeñito, corriendo en las esquinas de su frio corazón. Nada podía hacer contra aquel invierno, la llama no era basta, la llama no era mutua…

Recuerdo aquel día como si hubiese sido ayer; una primera vez que  ahora deseo jamás hubiese ocurrido. La vida en rosa, así es la vida de los enamorados, sí, de los enamorados, la vida nunca es rosa para el enamorado, para aquel idiota que daría la vida por amor, la vida nunca es justa para aquel que está dispuesto a dar su alma por aquella persona. Que cruel es la vida, que crueles son los hilos del destino con aquel desgraciado, aquel que va sediento de amor.

Recuerdo el primer beso, ese primer beso sabor frambuesa, aún puedo saborearlo aunque… ahora me sabe amargo. Ahora sin significado alguno pero con todo el sentimiento del mundo, duele, en verdad duele.

Recuerdo aquel adiós, vaya que sí lo recuerdo, ese descarado adiós que se posó en tus carnosos y rojos labios, es un maldito, nos separó. Ese día las nubes se entristecieron, ellas sabían, mejor que yo, que nada sería igual, que todo en mí cambiaría. He de decir que yo también lo supe, pero me rehusé a que mi vida dependiera de aquella mujer, ella no me arrebataría más que algunos días. Pero que ingenuo, esa mujer es de nunca olvidar, de aquellas que hacen sangrar, que muestran el cielo y el infierno. Hermosa Eva de cabellos rojizos.

Los días siguen. Los días continúan, y como cuchillas se incrustan en mi piel. Y qué triste, qué bello, fugaz y enfermizo. Danzas en mi cabeza cual ninfa, perfecta te veo. Mi efímera musa, te quedaste en mi alma y abandonaste mi piel. Con un adiós me diste un recuerdo, que sólo la muerte podrá borrar.

Por: Edson Andrés Londoño

Twitter: @LondonoEdson
Instagram: @LondonoEdson

Danaus plexippus (carta al ser)

Haz estado caminando en la oscuridad,  buscando lo real en lo mundano. ¿En qué te has convertido pequeña? ¿Dónde está tu alegría? ¿Dónde quedaron tus colores llenos de vida? ¿Dónde está tu vida? Ya no eres lo que solías ser, te han infectado, han matado tu viveza, has dejado que aniquilaran tu esencia. Mis lágrimas se abren espacio en mis mejillas, no soporto verte ahora, han arrebatado tu ser. Vuela pequeña, no te quedes aquí, ¡vuela! Haz tu catarsis, tu metamorfosis universal, que nadie vuelva a arrebatar un pedazo de ti, pinta tu mundo.

El tiempo hizo estragos en ti, pobre soñadora. Haz sido mucho para aquellos que no te supieron apreciar, aquellos que apagaron tu luz, malditos aquellos que con malas intenciones se acercaron  ti. Confiaste en las personas incorrectas, entregaste tu corazón a quienes, como juguete, lo utilizaron. Ahora andas moribunda, con pedazos de alma a la intemperie, con heridas palpitantes a flor de piel. ¡Levante! Por favor hazlo. Mira tu carita, pobre rostro inocente. Puedo ver a través de tus ojos, esas grandes ventanas negras, aún relucientes, esa mirada penetrante aún se mantiene. Sé que estás ahí, oculta bajo ese polvoriento despojo que ha dejado este asqueroso mundo.

El día es ahora, deja ese caparazón de dolor, despójate de tanto recuerdo inerte que en ti se posó. Ahora toma el impulso necesario, ahora eres más sagaz, más sabia, has renacido. ¡Vuela! Hay un todo para ti, siempre hubo un más de lo que siempre esperaste.

Por: Edson Andrés Londoño.

Twitter: @LondonoEdson
Instagram: @LondonoEdson