Me he cansado del amor, cansado estoy de aquel tortuoso sentimiento. He creído sentirlo, cuan más cerca he pensado estar de él, cuando creo que todo es perfecto, la vida me recuerda que aquella utopía no es más que eso, un imaginario que había creado entorno a alguien que no será aquello que idealicé.
Me he cansado, me he cansado de los interrogatorios, de los argumentos banales para retener, de las conversaciones forzadas, de la atención fingida. Me he cansado de ser quien espera, me he cansado de las caminatas en silencio, de los “te quiero” sin acciones, esos que a los dos meses desaparecen. Me he cansado de los besos necesitados, de esos que se dan por desesperación, de esos que rozan labios por caos emocionales. Me he cansado de ser el caminante en una historia con desiertos infinitos.
Me he cansado de buscar en corazones rotos, cansado del amor hipócrita, de los abrazos congelados. Me he cansado del vacío que he sentido en compañía, de la soledad que he sentido enfrente de matrioskas. Esas que despliegan rasgos y rasgos, esas que ocultan, que tienen pliegues de su ser. Me he cansado de tantas cosas, me he cansado de buscar en muchas personas lo que posiblemente no hay en ninguna. Me he cansado de querer, de desear en los demás lo que yo estaría dispuesto a dar.
Por: Edson Andrés Londoño
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