Ya nada es

Siempre pensamos en el amor como algo fenomenal, siempre creemos en lo asombroso que es. De chicos lo idealizamos, amor sin condiciones, sin límites, sin nada más que eso. ¡Qué decepción! Qué golpe de realidad más grande nos damos, yo me pregunto por qué el crecer está ligado al sufrimiento, y es que de chicos estamos bien… yo lo estaba, lo estaba. Mi rostro ha cambiado, mi piel lo ha hecho, la experiencia se hizo campo en mí, me ha maldecido, me ha escupido y dejado en el lodo, despojado de todo, desnudo al mundo, desnudo al dolor, odio lo que deseo, me duelen tus decisiones, tú amas de una forma que yo no conocía, no tenía instructivo para poder seguir matándome contigo.

El dolor no llega hasta que alguien se posa en el corazón y se va, y te vuelve mierda, y te destroza, y hace de ti lo que quiere, lo hace sin importar nada. El amor es cruel, algo que sólo los locos están dispuestos a afrontar, un salto al vacío, a ciegas. Nadie nos garantiza felicidad eterna, he conocido a quienes prometen y es basura. El amor no se promete se construye, quien promete fallará.

No hay nada más fuerte que un corazón dolido, no hay nada más débil que un corazón herido. El vacío se expande, ese dolor profundo, como si no se pudiese respirar, el sonido de la inocencia desquebrajándose en mil pedazos, se empieza a conocer las consecuencias del amor. Conozco ese sabor amargo y salado de las lagrimas enamoradas, nunca pensé estar sentado remendando mis heridas, despojado de todo, sentadito, abrazando a mi ser como si no hubiese un mañana, asustado de mi alrededor. El enamorarse es una condena, un corazón atado al dolor, un círculo vicioso, una nada, una condena a repetir.

     Escrito por: 

                      Edson Andrés Londoño

Somos

Mírame lleno de estrellas, cargadas de tristeza, inocencia y soledad, mírame, llorando a la luna, pidiendo una noche más, que se perpetua, que nunca termine, nunca será así, siempre muere, siempre llegará la tristeza, siempre habrá un final. Mírame en la miseria, en el despojo sin ti, lleno de excesos y de carencias, lleno de nada sin tu compañía, la puerta separó nuestro destino, un beso amargo nos distanció, dos desconocidos con recuerdos en común, dos desconocidos con historias sin fin; el amarte siempre ha sido mi inspiración, mi tentación, mi orgullo, el amarte ha sido mi salvación, no puedo utilizar el pasado para expresar mi amor, en mi corazón no hay pasado para nosotros. Perdóname por ser así, tengo miedo a salir de nuestro amor, perdóname por convertirte en esto, el tiempo sin ti se ha vuelto nada, el mundo ha caído para mí, mi mundo somos nosotros, no hay mejor futuro sin ti, no hay nada sin ti, no hay un yo sin un tú; he renunciado a vivir, he renunciado a todo por ti, vivir no es vivir si tengo que estar sin ti.

Ahora después de todo, mírate, que suerte he tenido, mira la miseria en la que me has convertido, un perro a tu lado, un animal lamiendo sus heridas, curando su herido corazón, curando heridas abiertas y aún así no importa, siempre estarás antes que yo. Ahora vuelves, tus labios no son los mismos, vuelves con las alas rotas y no me importa, vuelves con el corazón tímido,  has tenido piedad de mí, hemos sido nosotros otra vez, hemos sido mi anhelo, hemos sido una historia, una canción que se ha escrito entre dos. Estuve rezando en soledad por este momento, rogando por el pasado que ha sido mi presente, y ahora aquí estás, cumpliendo mi deseo a las estrellas; vuelvo a ser tuyo, volvemos a ser nuestros, uniendo hilos del destino, siendo lo que en principio fuimos y que hasta no sufrir no pudimos apreciarlo.

     Escrito por: 

                      Edson Andrés Londoño

El precio del recuerdo

Y cuando el silencio se posó junto a mí, cuando ansiosos esperábamos la llegada de la noche, cuando eso sucedía yo estaba en el suelo, llorando cual bebé, cuando la noche tocó mi puerta me fue inevitable preguntarle sobre nosotros, sobre todas las promesas incumplidas, sobre el felices por siempre que no llegaría, repasé todas y cada una de las situaciones que nos llevaron a esto, que nos condujeron a la nada, tratando de encontrar una estrella en la oscuridad pero no la hubo, el silenció me abrazó y la noche fue cómplice, fue amiga, fue recuerdos, y ahí me detuve sin nada más qué hacer, sin nada más qué pensar, sintiéndome a mitad del invierno, congelado hasta el tuétano, en solitario con mis penas, con mis lágrimas, me siento como aquel hombre que nunca fui, dependiente, dependiente de la indiferencia y el rechazo, dependiente de ti.

Algunas veces entiendo que ya no seré lo que fui, que  por más soleado que esté el día éste se volverá gris y frío, y es que cada vez que te recuerdo mi tristeza aumenta, y es que cada que recuerdo mis ojos se iluminan, mi piel recuerda la tuya, coincidencias de la vida el haberte encontrado; encontraste sentimientos en mí que por tiempo atrás creía muertos, que sorpresa el habernos encontrado. Hay noches en las que camino por las calles, la música retumba en mis oídos, me aleja del exterior, me transporta a ti, cada canción y letra te trae a mí, cuán difícil es vivir con peso en el corazón, con el peso del recuerdo.

     Escrito por: 

                      Edson Andrés Londoño