Punto final

Cuando cerró la puerta sabía que no habría regreso, allí terminaría todo, se había cansado de ir contra la corriente, cansado de sentir lo que sentía, de vivir lo que vivía, cansado de ser quien era, ¿por qué seguir luchando? No tenía razón alguna para… sí, sí había razón para seguir luchando; él sabía que había razón para seguir, él sí que lo sabía, aún así se rehusaba a aceptar, se rehusaba a vivir esa vida, a darle esa vida.

Él no quería más, estaba feliz, triste, enojado, eufórico, todo al mismo tiempo; nada lo calmaba como Victoria, era feliz con ella, alegraba sus días; su sonrisa, sus ojos color esmeralda, su cabello rizado, toda ella le hacía feliz, toda ella era su felicidad. Sentado en su cama, sentado allí pasaba una y otra y otra vez las manos por su cabeza, se ahoga en su ser, en sus emociones, ya lo habían estado acabando, no quería intentarlo más, estaba desquebrajado, el peso en su corazón lo dejaba inmóvil, los nudos en su garganta lo ahogaban; recordó los besos, las caricias, el frío invierno colarse hasta su tuétano, el olor de las rosas en primavera; <<Todo es tan fugaz>> pensó mirando al vacío. En ese momento buscó en la mesita que tenía al lado una pluma y papel, apoyándose en ella las lágrimas empezaron a brotar, esas lágrimas sabor a nostalgia, lágrimas con sabor a adiós.

“Nada ha sido más perfecto que esto, tú lo has sido, si hay otra vida quiero vivirla contigo, esta no pude, no me pertenecía”.

Por un momento sintió el frío de la muerte posarse en sus labios, luego dejó de sentir… el ruido incesante que habitaba en su ser se calmó, todo quedó en silencio, ese silencio que en vez de calma despierta miedo, ese miedo lúgubre que encoge cualquier valentía, la habitación se vistió de sombra, él ya no era, ya no estaba, las sabanas blancas quedaron marcadas, el rojo de su ser pintaba la cama.

     Escrito por: 

                      Edson Andrés Londoño

Mejor contigo – Parte dos

Llevamos cinco años, el tiempo pasa volando, el tiempo no es nada cuando haces lo que te gusta, cuando estás con quien amas, el tiempo no es nada si lo sabes disfrutar y la verdad creo que no podría estar en un mejor momento, todo se da por algo, creo que mi algo es ahora, me siento la mujer más afortunada, en serio, no lo digo como cliché, es real, siempre ha estado ahí para mí, desde que lo conocí todo cambió, es increíble.

Cada mañana es de ensueño, el vivir juntos no nos ha aburrido, de eso estoy segura, no estamos casados pero es como sí lo estuviéramos, pues… no es que no quiera casarme y tener hijos, sí quiero, la idea me emociona mucho y sé que a  Andrés también, él es un amor, no sé cómo explicar lo que siento, es él y lo amo; aunque para ser sincera no amo mucho el que dejemos la persiana abierta, juro que siento cómo la luz entra y va subiendo por nuestros cuerpos, no puedo evitar abrir poco a poco mis ojos, mis labios dibujan una sonrisa, ahí está él, mirándome, lo amo, tiene esa mirada de cachorro tierno, casi siempre lo hace, él sabe cuánto me gustan los pucheros, creo que tengo cara de tonta, desde que nos conocimos la tengo al verle y me encanta que aún produzca esas cosquillas en mi estómago.

Después de reír como tonta lo saludo, le doy los buenos días, se queda mirándome y me besa, ¿mejor buenos días que ese? ¡SÍ! Me abraza y me pone sobre él, me quedo mirándole fijamente, siento como nuestras miradas se funden, me toma de los brazos y con su boca empieza recorrer mi torso, estoy muy sensible, cada mordedura me excita aún más, cada beso, cada caricia, todo él en mí, es mágico.

Debo decir que si por mí fuese me quedaría todo el día aquí, en esta cama, con él, con nuestro amor, pero bueno hemos de ir a trabajar; me levanto y arrastro conmigo una sabana, camino al baño solo puedo pensar en cuan feliz me hace, entro, me desnudo, tomo la ducha, el agua fría es deliciosa, salgo, me miro al espejo, me arreglo un poco y mientras voy hacia el cuarto allí está él, en la sala, no sé qué tiene, se me hace tan sexy, es asombroso; camina hacia mí y empieza a besarme, suelto la toalla, empieza a bajar su mano, sus dedos empiezan a moverse en mi vagina, corro a la habitación, trato de vestirme, me desviste, me besa, lo beso, soy suya y él de mí, me hace feliz, esta utopía me agrada vivirla.

La verdad es que él hace de mí alguien mejor, siento como nos compactamos, una sincronía cósmica. Ya lista, me dirijo a la cocina, desde allí le veo, está en el balcón terminando de arreglarse, se acercas para llevar el desayuno a la mesa, para él jugo de naranja y para mí café, besos con sabor a naranja, besos con sabor a café. En verdad agradezco que esté conmigo, que haya visto algo en mí que le haga amarme, nunca antes me sentí de esta manera con alguien y me alegra que sea con él. En tanto comemos se nos hace tarde, el tiempo apremia, el trabajo llama. Mientras el ascensor baja hablamos de las triviales cosas de la vida, llegamos a la puerta, nos damos un beso y cada quien toma caminos distintos.

Cuando voy a media calle volteo para verle, ahí va, es perfecto; cada que nos alejamos más le pienso, es como si entre más distancia hubiese más le amara, creo que es un sentimiento único, daría todo por él, le amo.

     Escrito por: 

                      Edson Andrés Londoño

Mejor contigo

La luz se abre espacio por la persiana, como si nos estuviese dando los buenos días y obligando a que nos levantemos, yo por mi parte me rehúso a ello, me volteo y me quedo mirándote, no sé si es muy notoria mi cara de estúpido cada que te veo, me encanta observarte, cada detalle, cada cosa en ti es perfecta para mí, tu cabello, tus ojos, tu nariz, tus labios, tu piel, todo, diré que puedo estar enamorado, diré que hace tiempo no me sentía así con alguien, ¿me debo asustar? Los sentimientos son cosas extrañas, misteriosas de comprender, algunas veces tenemos miedo de encontrarlos pero siempre serán una experiencia que contar.

Como si supieras que te estoy observando empiezas a despertar, me encantas. <<Buenos días>> dices, tu voz me vuelve loco, la forma en que pronuncias cada silaba, cada palabra, quiero comerte a besos. ¿Por qué el sexo con cariño es tan placentero? Esas ganas de tener a la otra persona es increíble, cada beso es como si te estuvieses quemando, cada cariño es indescriptible, recorrer la piel con los labios es mágico.

Te levantas, tomas una sabana y sales del cuarto, yo me quedo tirado en cama, mirando al techo, pensando en nada y en todo, tratando de repasar el hecho de que estemos juntos, sonrío como idiota. Después de quedarme unos cuantos minutos me levanto, voy a la sala, tú vas saliendo del baño, te juro que me encantas, a mí manera, me acerco mientras tú intentas entrar a la habitación, te beso, amo morderte, verte la piel marcada; corres a la habitación, te sigo, lo hacemos de nuevo, te vistes, te desvisto, te beso, me haces tuyo y yo a ti, me haces feliz, esta utopía me agrada vivirla.

Debo decir que haces de mí alguien mejor, tu ser ánima al mío; te veo desde el balcón mientras haces el desayuno, para ti café y para mí jugo de naranja, besos con sabor a café, besos con sabor a naranja, nos sentamos a disfrutar tu obra culinaria, juro que podría besarte toda mi vida; se nos acaba el tiempo y es hora de marcharnos, el trabajo llama. Mientras el ascensor baja hablamos de las triviales cosas de la vida, llegamos a la puerta, nos damos un beso y cada quien toma caminos distintos.

Cuando llevo un poco más de dos calles tomo mi teléfono y llega un mensaje, no eres tú, la utopía cayó, vuelvo a mi vida, acepto ir, vuelvo a cagarlas, siempre termino follando con más gente, me siento mal y aún así no dejo de hacerlo, te vas de mi lado y dejo de ser aquella persona, a pesar de que contigo me siento diferente, de que contigo todo es perfecto no soy capaz de evitar tirar por diversión, tal vez solo soy uno más, otro que vive con mascara, tal vez… no te amo tal cual lo profeso y me odio por ello.

     Escrito por: 

                      Edson Andrés Londoño