Días de invierno

Nunca me ha gustado el frío; la ausencia de calor me recuerda lo ausente e inanimado de mi ser. Aquella sensación tiritante, una constante que se extiende por casi cuatro meses.

Nunca me ha gustado sentir la nieve, ese tormentoso granizo disfrazado de suavidad, ese hipócrita evento que solo nos entretiene para luego convertirse en insoportables pilas de hielo, nefastas y estorbosas.

Nunca me han gustado los vientos de invierno; te congelan hasta el tuétano, sin piedad golpean lo que pueden de ti, se cuelan sin permiso alguno.

Nunca me ha gustado escribir, aun así, lo hago. Nunca, nunca me ha gustado llorar, y aun así lo hago. Nunca me ha gustado enrollarme entre sábanas y sofocar mis emociones al unísono del silencio. Nunca me ha gustado el sabor de las lágrimas bajando por mi garganta, aun así… incontables veces las he degustado.

Nunca me han gustado las personas y su constante esfuerzo por decepcionarte. Nunca me han gustado los besos mentirosos, dulces labios que prometen eternidad. Nunca me han gustado esos abrazos gélidos que prometen compañía. Nunca me ha gustado la manera en que amas, y nunca me ha gustado el amarte.

Escrito por: Edson Andrés Londoño.