Ella quería libertad, yo quería verla feliz,

Costó mucho, en verdad me costó, me costó la vida,

La dejé marchar así, un falso sentimiento de alegría,

Lo dije, todo estará bien, nada lo estuvo, nada lo ha estado,

Las mañanas no volvieron a ser lo mismo, el sol se apagó en mi ventana,

Ella era mi sol, ella lo era todo, nada ya queda, el amor me deja al costado.

Por: Edson Andrés Londoño

Melancolía

Y fijé mi mirada en el cielo, fui uno con el firmamento. ¡Qué hermoso! ¡Qué bello! Noche entera de ensueño, la luna tan perfecta, tan leal, melancólico cuerpo celestial. Aún con todas sus estrellas y estaba tan sola como yo, esperando siempre a encontrar un sueño poco real. Sentí  enojo, celos  de saber que ella te podía ver, pero tú no eras su amor.

Luna, hermosa luna, resignada a la perdida, el tiempo te hizo fría, ahora estamos iguales, yo aprendiendo y tú… tú ya nada esperas. Luna, hermosa luna. Enséñame a olvidar, no quiero sufrir más, su luz se posó en mí y como susurrando se acercó a mi oído, “pequeño ya nada puedo hacer. Pequeño soñador, los días pasarán, recordarás pero el dolor poco a poco desvanecerá”.

Por: Edson Andrés Londoño

El viaje

El viaje requiere un equipaje ligero, no hay espacio para ti, no hay cabida para tus recuerdos, me pesan en el alma, melancolizan mi vida.

Hoy no quiero mirar atrás, no quiero más cuestionamientos, hoy dejo huellas, te dejo de lado, hoy te dejo en el pasado, aquel lugar al que perteneces. Ya he caminado por suficientes vidrios rotos, es tiempo de decir adiós, te dejo con un nudo en la garganta, no te miento, he herido mi alma por mucho tiempo, me he torturado al no dejarte ir, me he atormentando guardándote en mi mente y corazón.

He de decir que convertiste mis deseos en dolor, siempre pensé que algo mejor habría de llegar, nunca sucedió, una montaña de cemento aplastó mi utópica realidad, traías más espinas de las que pensé, mis lastimadas manos no pudieron sostener el sueño que alguna vez soñé. Adiós, te dejo aquí, vuela alto, más nunca vuelvas, que la vida cambie tu vida y que otra vida llegue a la tuya.

Por: Edson Andrés Londoño